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meridiano20

Sobre dudas e incertidumbres II

Por Omar Auton

La primera pregunta que surge es ¿Es tan malo el gobierno de Alberto Fernández?, me atrevo a decir que NO, a riesgo de ser apedreado por amigos y enemigos. Vamos por parte, en el artículo anterior traté de resumir algunas de las expectativas que se alimentaron, la propia Cristina dijo, cuando anunció la fórmula presidencial que ya no era posible repetir lo realizado entre 2003 y 2015, que esta etapa requería mucho diálogo y encontrar consensos.

A diferencia de 2003 donde, más allá de la profundidad de la crisis social y política dominante, Duhalde había hecho el trabajo “sucio” de salir de la convertibilidad, devaluar y poner en marcha una reactivación del aparato industrial paralizado por el “industrialicidio” menemista, el Frente de Todos asumía en medio de una crisis monstruosa y maniatado en muchos aspectos. Si ya en 2016 la “normalización financiera” había incrementado la deuda externa en 100.000 millones de dólares, la salida de capitales que comenzó en 2018 llevó a Macri a volver a endeudarse con el FMI por otros 45.000 millones más, y la mayor parte de ese dinero se usó para cubrir las obligaciones emergentes del anterior endeudamiento.

Estos compromisos ponían al nuevo gobierno frente a obligaciones para el 2022 y 2023 imposibles de afrontar, a esto se sumaba un virtual default de la deuda local, el llamado “reperfilamiento”, una recesión creciente, desocupación de dos dígitos, la desaparición de más de 20.000 pequeñas y medianas empresas, una caída brutal del poder adquisitivo de los salarios con la consecuente merma del consumo, caídas en la inversión, pública y privada y en la producción, un déficit del 1% del PBI pese a la nula emisión monetaria, una devaluación del peso récord y una inflación de más del 50%.

Estaba claro que se imponía ordenar varias de esas variables, pero por sobre todo llegar a un acuerdo con los acreedores para posponer vencimientos impagables, en medio de esto y apenas a tres meses de asumir se desencadena la pandemia del Covid 19.

¿Se manejaron mal todas esas cuestiones?, vayamos por parte:


1) La pandemia se enfrentó luego de cuatro años de desinversión en el sector salud, hospitales que, pese a estar prácticamente construidos, habían sido dejados sin terminar, campañas de vacunación incumplidas, etc. Y afirmo, sin dudas, que se lo hizo con éxito, fue correcto el aislamiento del 2020, sino obsérvese la suerte que corrieron EE.UU e Inglaterra con su tesis de no cerrar nada y apostar a la inmunidad “de rebaño” y las dramáticas informaciones sobre los colapsos hospitalarios en Italia, España, Bélgica y Francia, lo cierto es que hubo más contagios y muertes en el año 2021, aún con la vacunación en marcha, sin aislamiento, que en el 2020, pero además la propia OMS calculó que respecto del exceso de muertes, esto es la cantidad de muertes por encima de la media normal, fue de 99 cada 100.000 habitantes lo que nos coloca en el lugar 61 del mundo por debajo de los principales países de América latina (México, Colombia, Brasil y Chile) e inclusive de Rusia, EE.UU, Alemania y España.

Además, se implementó el régimen de ATP que implicó que el Estado se hacía cargo del 50% de los salarios de las empresas privadas y a cambio se prohibieron los despidos, a las empresas que pudieron acogerse, por estar en orden fiscalmente, además se les otorgó una línea de créditos por 12 meses sin interés. Para atender a los sectores desocupados o en la informalidad se implementó el IFE, lo que significó un importante desahogo en medio de la imposibilidad de la “changa” por la cuarentena.

Esto se hizo en medio de una oposición feroz del poder mediático concentrado y las campañas de quema de barbijos en la Plaza de la República, denuncias de Carrió y Bullrich contra las vacunas, llegando a afirmar que se inyectaba veneno.


2) Con los acreedores privados se logró, en agosto de 2020, un acuerdo con una quita del 45% y con el FMI se llegó a un acuerdo que implicaba una reprogramación del cronograma de pagos, sin recortes en jubilaciones, pensiones o gasto social ni paquetes de reformas estructurales, normales en todo acuerdo con el Fondo.


3) En materia económico social se produjo un rebote luego de la pandemia que significó un crecimiento del PBI en 2021 del 10,3%, una tasa altísima, se impulsaron numerosos acuerdos con sectores económicos (automotriz, textil, construcción) que incluían empresas y sindicatos, enviándose al congreso los proyectos que necesitaban sanción parlamentaria, se recuperaron y crearon puestos de trabajo y hubo paritarias libres todos los años. Claro, todo esto quedó opacado por el fenómeno inflacionario que aún constituye el principal drama de las familias argentinas.


¿Dónde estuvo entonces el problema? En primer lugar, en el incumplimiento de los tres grandes ejes que entusiasmaron en la campaña electoral.

En primer lugar, la esperanza que los líderes de los tres grandes sectores políticos que componen el Frente de Todos dejaran de lado sus enfrentamientos se esfumó rápidamente, no tanto en el caso de Sergio Massa, que trató permanentemente de no involucrarse como en lo referente a Cristina Kirchner y Alberto Fernández.

Antes de las elecciones de 2021, la vicepresidenta ya había lanzado la afirmación “Hay funcionarios que no funcionan”, lo cual era cierto, pero incluía a muchos de los que le respondían, ya que al fin de cuentas el kirchnerismo no solo tenía la vicepresidencia sino organismos que en conjunto representan el 60% del presupuesto (Anses, PAMI, Min. Del Interior, Energía, etc.). El traspié electoral en las elecciones de medio término abrió la caja de Pandora, la carta de CFK sumada a la directiva de exigir cambios en el gabinete, incluso con la renuncia de sus seguidores al gobierno, era un virtual golpe de palacio que sumió en la angustia y la desazón a miles de compatriotas que solo les pedían que se dejaran de jorobar con sus resentimientos e internas y sacaran al país adelante.

La derrota electoral de octubre de 2021, permitió cientos de acusaciones mutuas y pocos análisis serios. Lo cierto que el dato central no fue el crecimiento de la oposición política que no aumentó su caudal político sino la caída de la cantidad de votos del Frente de Todos ¿Dónde estaban los votos, que faltaban? Algunos, muchos, no fueron a votar en las PASO, enojados disgustados, muchos inclusive ante el desmadre de la organización de las mesas electorales de ese día, falta de presidentes de mesa, mesas que abrieron muy tarde, colegios donde no había personal de limpieza y recién abrieron a media mañana, largas filas para votar en las calles, optaron por irse a su casa, más aún cuando estábamos en medio de una nueva ola de contagios del Covid 19.

El enojo tenía muchos orígenes, mucha gente, la que está en la economía informal, sufrió mucho los meses de la cuarentena, sin poder trabajar no podían ni pagar el alquiler o comer y encima el gobierno cortó el pago del IFE de manera apresurada y sin explicaciones, inclusive, muchas familias entraron en crisis al tener que permanecer encerradas, muchas en espacios físicos reducidos, con los chicos que no iban al colegio, los que perdieron a familiares muy cercanos y ni siquiera pudieron acompañarlos en su enfermedad o despedirlos, las falencias que demostraron los datos oficiales a la hora de determinar quiénes accederían al IFE, ya que los postulantes duplicaron las proyecciones del gobierno, la especulación de algunos sectores (alimentos, medicamentos) que aprovecharon para escalar precios, la situación en los barrios pobres y villas de emergencia, donde al vivir en uno o dos ambientes varias personas la idea del aislamiento era impracticable, sumado a golpes autoinfligidos como las fotos del presidente en el cumpleaños de su esposa, en plena cuarentena, sin barbijos y rodeados de amigos o la vacunación indebida de algunos figurones, debidamente amplificados y magnificados por los medios de comunicación y redes sociales, fueron determinantes.

Pero también había enojo en los militantes y dirigentes intermedios de los barrios, comunas y sindicatos, no solo se volvió a la costumbre de elaborar las listas de candidatos entre cuatro paredes, repartiendo los espacios entre “jefes” de agrupaciones bendecidas por los referentes de los tres espacios, sino que se impidió participar en las PASO a cualquier otra lista, se calcula que solamente en la Pcia. de Buenos Aires fueron más de 200 las rechazadas. Ahora bien, luego se les pidió a los mismos dirigentes y militantes, a los que no se permitió participar en la elección de democrática de sus candidatos, que hagan “un gran esfuerzo militante, de recorrer barrio por barrio y casa por casa para recuperar el voto peronista” y cuando se perdió se los acusó de “falta de compromiso”... sin comentarios.

Controlado el conflicto de las renuncias, por la intermediación de gobernadores, intendentes y dirigentes peronistas, vino el conflicto por la aprobación del acuerdo con el FMI, si el presidente no tuvo el coraje político de salir personalmente a explicar los contenidos del acuerdo y asumir la responsabilidad de la decisión, el kirchnerismo basó sus cuestionamientos sobre tres argumentos falsos o equivocados:


1) El acuerdo era nulo porque no había pasado por el Congreso Nacional, lo cual es un error, la obligación que todo acuerdo de ese tipo pase por el congreso es una ley del gobierno de Alberto Fernández, no existía al momento del acuerdo.


2) El acuerdo era nulo porque violaba las normas internas del FMI, otro error, ya que si era así eso hubiera facultado al FMI para pedir su nulidad no el gobierno argentino, “nadie puede alegar su propia torpeza”, el acuerdo no era de Macri, era del Gobierno Argentino, y de un gobierno legítimo y constitucional.


3) Había que denunciar el acuerdo ante la Corte Internacional de la Haya, otro error, este tribunal solo entiende en conflictos entre Estados y no entre un Estado y un organismo de crédito.

Lo cierto es que bueno o malo el acuerdo no hubo ninguna propuesta alternativa viable, es mas no la hubo ni inviable, el hijo de la vicepresidenta, a la sazón presidente del bloque de diputados del Frente de Todos, cargo al que renunció por su rechazo al acuerdo, y los diputados kirchneristas anunciaron su voto por el rechazo, pero nadie planteó alternativa alguna a seguir.

A los que ingenuamente o maliciosamente proponen romper con el FMI y dejar de pagar, les recuerdo que China y Rusia son parte del FMI, es más China le pidió a Alberto Fernández que cerrara ese tema antes de su viaje al gigante asiático, con un déficit fiscal del 6% del PBI, producto de los gastos para enfrentar la pandemia, la ruptura implicaba quedar sin acceso a ninguna fuente de crédito internacional, privada o pública, ni los BRICS ni nadie, hay que ser demasiado ignorante o ingenuo para pensar que podríamos salir adelante.

A todo esto, se sumó el enfrentamiento con la Corte Suprema de Justicia y gran parte del poder judicial, en parte por fallos que bloqueaban la acción de gobierno, pero fundamentalmente por los juicios que implicaban a Cristina Fernández de Kirchner y a miembros de su familia o allegados. Digamos aquí que la inmensa mayoría de las imputaciones eran verdaderos disparates, el caso del memorándum con Irán es un claro ejemplo, un acuerdo aprobado por el congreso y que ponía en el banquillo a ex funcionarios por actos de gobierno absolutamente legítimos, el dislate del fiscal Marijuán con la retroexcavadora llenando de agujeros la Provincia de Santa Cruz, buscando el “tesoro escondido de los Kirchner”, o el escándalo de “los cuadernos” un juicio vergonzoso, sin pruebas y que consistió en un chantaje judicial a empresarios, funcionarios y asesores para ver si obtenían algún elemento para inculpar a Cristina, van a quedar en los anales de la incompetencia, corrupción y desvergüenza del sistema judicial, al menos en su fuero federal, o para ser más justo, de muchos de sus jueces y fiscales.

Ahora bien, ¿Que hacer frente a esto?, se carecía de mayoría en el congreso, más aún luego de la derrota electoral, para iniciar juicios políticos a los miembros del poder judicial, menos aún para designar nuevos jueces en la CSJN, tampoco en el Consejo de la Magistratura, ni siquiera se pudo remover al Procurador General de la Nación, que era un hombre de Macri, esto lo sabían todos, sin embargo el presidente fue sometido permanentemente al cuestionamiento de todos los personeros del kirchnerismo por su “falta de coraje” para resolver el tema.

A mediados de 2022 comenzó el fuego “amigo” sobre dos de los mejores funcionarios del gobierno, Matías Kulfas, Ministro de Producción y Martín Guzmán, Ministro de Economía. La realidad es que no había causas por la economía, la misma exhibía crecimiento, subía el PBI industrial y mejoraba el perfil de exportaciones, el ataque vino entonces porque no se ponía en marcha la “redistribución de la riqueza”, y al segundo, en particular, por ser el artífice del acuerdo con el FMI, tildado de ajuste y recorte para cumplir con los acreedores, mientras tanto seguían los aumentos a jubilados y las paritarias libres, al respecto solo diré que cumplido el objetivo de hacer remover a ambos funcionarios y asumiendo el cargo Sergio Massa, el acuerdo se mantiene vigente, el intento de reducción del déficit también, se han hecho recortes en muchos gastos estatales y sin embargo el kirchnerismo no solo apoya su gestión sino que lo menciona como uno de los presidenciables para 2023.

Podría seguir enumerando ejemplos, pero son archiconocidos por todos.

Alberto Fernández no puede ser acusado de haber intentado armar el “Albertismo” para enfrentar a Cristina o de haber cuestionado públicamente a la vicepresidenta, pese, incluso, a que una diputada de la Pcia. De Buenos Aires, lo llamó “inquilino de la casa de gobierno”, sin embargo, es responsable primordial del incumplimiento del segundo compromiso, el de trabajar en diálogo permanente con los gobiernos provinciales, con la CGT, con los movimientos sociales, con los y las funcionaria/os y las organizaciones populares que lo habían llevado al gobierno.

La iniciativa de hacer reuniones de gabinete en todas las provincias, con la participación de los gobernantes de esas provincias, fue rápidamente dejada de lado, el diálogo con el movimiento obrero fue intermitente y frustrante, a la pésima costumbre de convocar sectores o dirigentes en forma personal, olvidando que los trabajadores tienen una representación institucional en la CGT, le sumó que las audiencias fueron cada vez más esporádicas pero además no se cumplió casi ninguno de los acuerdos.

Se lanzó con bombos y platillos el Consejo Económico Social con empresarios y sindicatos y se lo dejó languidecer en un país que si algo necesita es diálogo real y acuerdos estratégicos para encarar la resolución de los problemas de fondo que lo aquejan.

Si a eso agregamos las dificultades de gestión producidas por el “loteo” de las áreas del Estado, ya mencionado, que paralizaba la gestión cotidiana hasta de los temas más triviales y que muchos funcionarios exhibían no sólo una falta de experiencia y voluntad de trabajo para llevar adelante sus tareas sino, en muchos casos, una falta absoluta de conocimiento sorprendente sobre las funciones del sector a su cargo a lo que se agregó la falta de conducción centralizada que determinase un rumbo y las interacción e intercambio de información imprescindible para gobernar cualquier país, más aún uno con las dificultades y peligros que tenía y tiene la Argentina, también fue y es causa de enojo ciudadano ante la no resolución o demora en hacerlo, de temas trascendentes.

El presidente se manejó con sus funcionarios de confianza, perdió el diálogo con los gobernadores e intendentes, más allá de los esfuerzos de Juan Manzur, mientras estuvo como Jefe de Gabinete y no pudo llevar a cabo casi ningún acto de gobierno donde mostrara los resultados del diálogo social y la participación de los sectores de la vida nacional.

Es necesario reflexionar que la oposición política, representada por Juntos por el Cambio, más allá de sus discursos, declaraciones y algunas denuncias y pese a tener capacidad legislativa para impulsar proyectos hizo poco y nada, ni para bien ni para mal de la gestión de gobierno, en realidad se limitó a prácticamente anular la actividad legislativa, como ningún sector tenía o tiene mayorías como para imponer un ritmo y rumbo legislativo, las sesiones son esporádicas y para tratar temas previamente acordados por las partes, generalmente sin mucha incidencia en la vida de los argentinos.

En lo hasta aquí expuesto he tratado de comentar u opinar sobre hechos, pero ateniéndome a lo que cualquier argentino informado, sabe, conoce o intuye, se podrán interpretar distinto o mencionar otros ejemplos o situaciones, pero nadie podrá afirmar que hay falsedades o interpretaciones malintencionadas o capciosas.

Si se afirmó que no había que volver al pasado, que era irrepetible, que las condiciones locales, latinoamericanas y mundiales, económicas y políticas, eran totalmente diferentes y por ende había que transitar nuevos caminos y hallar nuevas soluciones y luego, en cada acto o discurso solo hablamos de lo que se hizo en la “década ganada” o si anunciamos que se terminaron las internas desgastantes y se iba a gobernar con todos los sectores y luego nos aislamos y lo único que llega a la gente son las noticias de nuestros enfrentamientos, descalificaciones y divisiones, estamos confirmando que también incumplimos el tercer compromiso, no “Volvimos para ser mejores”, no fuimos capaces de poner los intereses de la patria por encima de los personales o de liderazgos de fracción, se volvió al sectarismo y la soberbia y además sin diálogo con los que ponen la cara todos los días ya sea en una intendencia, una provincia o un sector de la comunidad argentina.


La situación de desencanto popular, el enojo de muchos sectores no se debe solamente a las campañas mediáticas, que existen, a una oleada de “derechización” mundial, o a la globalización, hay una sola cosa en la que nos parecemos con Europa o algunos fenómenos latinoamericanos, cuando los gobiernos autotitulados “progresistas” no encaran los grandes problemas, pobreza, miseria, exclusión, se desgastan en internas inconducentes y/o incumplen sus compromisos de campaña electoral, son castigados por el voto, que es la única herramienta de la que disponen los pueblos en democracia. Eso en Argentina es aún peor si el peronismo es parte del gobierno ya que el pueblo argentino está acostumbrado a que el peronismo no sea timorato o irresoluto sino a que encare los problemas, acertando o errando y produciendo cambios profundos.

De paso, para finalizar, un comentario, entre muchos compañeros hay una especie de sorpresa y temor ante la aparición de ese esperpento político llamado Milei, más allá de ser un producto mediático, no deja de ser cierto que atrae a muchos jóvenes indignados con la falta de trabajo, salarios insuficientes y nula posibilidad de pensar un futuro, lo grave, lo terrible es que no nos demos cuenta que eso ocurre porque el peronismo dejó de ser “el hecho maldito del país burgués”, sería bueno que nos preguntáramos ¿cuando dejamos de representar el enojo frente a la desocupación, a los salarios de hambre, frente a la exclusión de millones de compatriotas? y por ende ¿cuando dejamos de representar la esperanza de esos millones de compatriotas en una Argentina más justa?.

¿Podremos recuperar esa identidad, volver a representar a los que tienen “hambre y sed de justicia”, reencarnar las esperanzas de nuestro pueblo?

Me adelanto a decir que SI, que nuestra militancia sigue existiendo, que los valores siguen vivos en nuestro pueblo, que solamente hace falta recuperar nuestra doctrina, organizarnos y ponernos en marcha…



(Continuará)

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