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meridiano20

La unidad en la agenda

Por Omar Auton


Cuando hablamos de Unidad Nacional, simplemente con mencionar estos conceptos, aparecen los cuestionamientos, ¿con quiénes?, ¿y la lucha de clases?, ¿y los intereses divergentes?, ¿no es ingenuo pensar en eso ?, en primer lugar digamos que la unidad propuesta es con todos, nadie puede diseñar a priori un listado, es mas, nadie siquiera debería intentarlo, ya que ello presupone la soberbia de considerarse el demiurgo de esa unidad, ponerse por encima del pueblo a partir de una sabiduría adquirida váyase a saber dónde que permite dividir, sin errores, quiénes merecen acceder a ese cielo y quiénes no.

Respecto a la visualización de la historia como una consecuencia de la lucha de clases, como peronista no coincido con esa conceptualización, asimismo pienso que el esquema pensado para países que han llevado a cabo sus llamadas “revoluciones burguesas” y por ende conformado su Estado Nación de acuerdo al desarrollo de sus fuerzas productivas y la potencia de su burguesía nacional, no es aplicable sin adecuaciones o adaptaciones a aquellos que, por el contrario, han visto ahogado el desarrollo de sus fuerzas productivas e intereses locales por la acción de una potencia extranjera y cuya conformación como país no responde a su historia, cultura, identidad, etc. (lo que le daría el carácter de “Nación”)sino a la configuración provocada por esos intereses (África con sus enfrentamientos tribales y América del sur con su estados raquíticos y condenados a la monoproducción, son ejemplos de ello).

En estos últimos, precisamente, la herramienta de dominación ha sido la “balcanización” de unidades nacionales y la ruptura de toda posibilidad de unidad nacional a partir de fomentar las divisiones internas y la utilización de un sector de esa sociedad, por lo general el vinculado a la propiedad de los medios de explotación asociados al interés foráneo (oligarquías ganaderas, mineras, azucareras, etc.) como grupo asociado menor, además de utilizar los aparatos educativos, culturales y hasta militares para domesticar cualquier rebeldía.

Por eso San Martín y Juan Domingo Perón han hablado siempre y reclamado la unidad nacional, es imposible salir de la situación de estancamiento dependiente sin la unidad de los distintos sectores y esos sectores no tienen destino sino es en el conjunto. Los intereses divergentes no se eliminarán, sino no hablaríamos de unidad nacional sino de uniformidad, hegemonía de un sector o sectores sobre el resto, deberán converger en aras de los intereses comunes, por eso se habla de “cooperación social”, e imaginarlo no es ingenuo, sí lo es en cambio pensar que un hombre o grupo de ellos puede alcanzar sus intereses y mantenerlos si es a costa de que el resto no lo haga, tarde o temprano aparecerán los resentimientos, los reclamos y recomenzarán los enfrentamientos.

Por otra parte, al inmenso poder del capitalismo global, hegemonizado por las mismas viejas potencias que comenzaron por el mercantilismo, siguieron con sus revoluciones burguesas y desangraron al mundo en dos guerras interimperialistas para repartirse el orbe, no puede enfrentárselo sino desde la unidad de todos los sectores dominados, ocupen el lugar que ocupen en la sociedad en cuestión.

Desde George Washington hasta Mao Tse Tung, esto fue lo que hicieron aquellos que pretendieron quitarse de encima los intereses de potencias dominantes y darse un destino propio, por lo tanto de ingenuidad ni un ápice.

Desde la unidad en cada uno de nuestros países deberemos avanzar a la unidad nacional de América del Sur, esto lo explicó una y otra vez, además de llevarlo adelante cada vez que pudo, Perón, así que me remito a su obra.

Históricamente el imperialismo, que existió y existe, más allá que les pese a los que hoy en día pretenden ignorar o negar estas categorías se ha dedicado a fragmentar a dividir, consciente que es la llave maestra de su dominio junto al aparato cultural hegemónico. Por ende, aunque mas no fuera por conquistar la soberanía nacional y dejar atrás la dependencia, la Unidad Nacional es una tarea primordial.

En segundo término debemos avanzar sí o sí a la unidad de todos los argentinos porque uno de los elementos esenciales de una comunidad nacional es que debe contener a todos sus habitantes, como reza la constitución este país es para nosotros, nuestros hijos, los hijos de nuestros hijos y todo hombre o mujer que quiera habitar nuestro suelo, piense como piense.

Las grietas, los odios sociales, que nos impiden poder debatir y avanzar en un proyecto de país común, anidan en parte de nuestra dirigencia, de ambos lados de la “grieta”, que la aprovechan para mantener sus propios espacios de poder, luego hacen todo lo posible por inocular en nuestro pueblo debates que lo dividan y enfrenten, sean conscientes o no de los resultados de su acción, a veces por ideologismos estériles, otras por sectarismo y las más para conservar sus privilegios, estoy seguro que no están en el corazón ni en la razón de la inmensa mayoría de nuestro pueblo, sino en sectores minoritarios pero que han hecho mucho daño en nuestra historia.

Estoy convencido que la mayoría de los argentinos solo desea vivir tranquilo, sin temores por el presente o el futuro, tener un trabajo, un sueldo digno y poder llegar a su casa luego de la diaria labor y disfrutar a su familia, poder salir o reunirse con amigos y familia los fines de semana o un merecido descanso vacacional. Quiere soñar que sus hijos van a poder estudiar, capacitarse y tener un futuro igual o mejor, acceder a un lugar donde vivir sin miedo permanente a quedar en la calle. Están hartos de ser defraudados por sus representantes, de vivir de crisis en crisis, de tener cada vez menos sueños y esperanzas.

Nuestros compatriotas no quieren que el Estado les resuelva los problemas, pero tampoco que se los genere, quiere poder decidir cómo quiere vivir, como construirse un lugar, un espacio en la sociedad, sabe que no es lo mismo un Estado que promueva el bienestar, la industrialización, el trabajo, la generación de oportunidades, el acceso a la salud y la educación, que un Estado ausente, que aparezca la ley de la selva, que cada vez haya menos oportunidades, que una minoría, cada vez más pequeña, se enriquezca, cada vez más, a costa del sacrificio y la exclusión de cada vez más argentinos y argentinas, pero a partir de ahí quiere tener la libertad de decidir, no se bancan que se les diga todos los días que tiene derechos porque se los dio el Estado, que además es falso, los derechos laborales son una conquista de los trabajadores o que les enrostren todos los días que hay un Estado presente cuando sufre la inseguridad cotidiana, no consigue vacantes en una escuela pública o un turno en el hospital.

Debemos ser los abanderados de la amistad social, de la Unión Nacional, cuando construyamos la Comunidad Organizada que nos enseñó Juan Perón, cuando tengamos un Proyecto Nacional ello no significa que vamos a pensar todos igual o lo mismo, va a haber distintas maneras de pensar o proponer lo que creemos mejor para todos y eso debe ser defendido a rajatablas, ni el individualismo feroz, insolidario y egoísta que sacrifica al prójimo ni el Estado que insectifica al individuo y anula su personalidad.

Por ello, trabajar en aras de esta premisa es en principio un elemento estratégico para lograr la autodeterminación y la soberanía, en segundo lugar es además una propuesta de trabajar en común, solidaria y amistosamente en la tarea de vivir en comunidad. No creemos en la sociedad como un contrato donde nos reunimos simplemente en aras de un interés individual, creemos en una comunidad que facilita la realización de cada hombre y mujer y en esa realización individual crece y se fortalece el sentido de “común”, de lo de todos.

Pero además, por si fuera poco, creemos que “nadie se realiza en una comunidad que no se realiza” es decir que la marcha hacia la felicidad individual es al mismo tiempo un andar colectivo, ambos aspectos se combinan y complementan en una tensión creativa y potenciadora que debe asegurar que se terminen los cambios de rumbo permanentes, la fragmentación, el enfrentamiento entre argentinos y la exclusión creciente de compatriotas.

No aceptamos ni el liberalismo salvaje, que parece enseñorearse en el mundo ni en el “estatismo” asfixiante que ha fracasado rotundamente en todo el planeta, son modelos del pasado y creemos que debemos ir hacia algo nuevo, diferente, aunque nazca de nuestra propia historia, de nuestra formación cristiana, de nuestras raíces en los pueblos originarios y también de la inmigración que formó este pueblo mestizo, esta “raza cósmica” diría Vasconcelos.

Hace años que nuestro pueblo nos viene mandando mensajes donde reclama que dejemos de convertir a la política en un estercolero, en una riña de gallos sin códigos ni respeto, no sólo entre políticos sino ante todos nosotros, por un minuto de pantalla están dispuestos a hacer el ridículo, hablar a los gritos, insultarse, opinar aún cuando sea notorio que no tienen idea de lo que están hablando, pero además exhiben impúdicamente sus casas, autos, quintas, demostrando su alejamiento absoluto de los problemas cotidianos de los argentinos.

En esos mensajes, nuestra gente nos dice “trabajen, debatan, pero hagan cosas importantes para todos nosotros YA” nadie pide ninguna cruzada heroica ni épicas trasnochadas, todos saben que nuestros problemas demandarán años para solucionarse, pero quieren que se comience a transitar ese camino sin demoras. Sin embargo los desoímos, ni siquiera se supo decodificar el mensaje del último mundial de fútbol, primero los jugadores mostrándose con la gente, riendo, bailando cumbia, sin fisuras de egoísmos individualistas, incluso levantándose de una derrota nos prometieron “No los vamos a dejar tirados” y ¡cumplieron! Humildad, esfuerzo, unidad, fué recompensado con la mas gigantesca bienvenida popular de la historia argentina, en la que no pudo mostrar su rostro ningún dirigente político… peligroso ¿no?

Donde quiera que vayamos encontraremos iniciativas solidarias y organización espontánea, lo vimos en la pandemia en el dolor y en la recepción mostrada al seleccionado de fútbol, donde 5 millones de argentinos se autoorganizaron y con casi nula presencia policial, no hubo desmanes, violencia o enfrentamiento alguno.

Lo podemos ver en los barrios con sus clubes donde los pibes van a hacer deportes, incluso las escuelas, que carecen de espacio para esas prácticas, se juntan y arman actividades solidarias o arman ferias de artesanías o comidas caseras, lo encontramos en las radios de baja potencia que es el gran espacio de informaciones barriales o zonales, por ejemplo ante posibles inundaciones en las zonas no urbanizadas y linderas a arroyos o canales, en los vecinos que arman corredores seguros para que los pibes vayan y regresen de la escuela, ante la inseguridad creciente.

No voy a abundar con los comedores populares, la construcción de viviendas en los barrios precarios y hasta la tarea de cuidados de adultos mayores, niños y hasta discapacitados, porque los padres o familiares a cargo tienen que ir a trabajar y no tienen, de otra manera con quién dejarlos. Incluyamos a los cientos de jóvenes que después de su jornada laboral van a las escuelas de barrios populares, parroquiales y/o públicas a dar clases a chicos que ni siquiera tienen acceso a internet para poder hacerlo por whatsapp, y lo hacen sin cobrar un solo peso por ello.

Toda esta organización autónoma nace de la retracción permanente del Estado, hace décadas ¡y después cuando llegan las elecciones les piden el voto diciendo que con tal o cual partido les dieron derechos y el estado estuvo presente!, y no hablo de los empleados públicos que tratan día a día de sostener las escuelas, las salas de auxilio o los hospitales, y encima tienen que soportar que los estigmaticen diciendo que son la causa de todas las desdichas de nuestro pueblo.

En esa capacidad de organización popular arde la llama de la solidaridad, el amor por el prójimo, la convicción profunda que o nos salvamos entre todos o no hay solución posible, se solucionan los problemas entre todos porque todos sufren de los mismos problemas, incluso en las parroquias ex adictos trabajan todos los días para ayudar a jóvenes y no tan jóvenes que han caído en el drama de las adicciones.

He ahí donde vive aún el espíritu y los valores del peronismo, algunos me van a decir “pero en los barrios es donde están los pibes que hacen de pequeños dealers de la droga”, “Pero en los barrios populares hay cocinas de droga” o “están en manos de la delincuencia” “Hay violencia de género” y es verdad pero hay un 40% o más de pobres, eso son casi 20 millones de argentinos que viven en la pobreza e indigencia si esos flagelos incluyeran al 10% de esos compatriotas, tendríamos ms de 2 millones de traficantes, ladrones o violentos o sea no habría fuerza de seguridad capaz de mantener el orden, mientras tanto el otro 90% seguiría en el desamparo y la desatención.

No vendría mal recordar a esta altura que los grandes narcotraficantes no viven en los barrios populares precisamente.

Pero, para no desviarnos del tema digamos que el “odio social” también es otra “pandemia” de nuestro tiempo, el desprecio y la violencia linchadora siempre se ejerce sobre los “negros”, las empleadas domésticas que trabajan “en negro” no son empleadas en sus barrios, viven en ellos, siempre hubo en los sectores medios necesidad de marcar diferencias respecto a este sector y hasta realizar gastos desaconsejables con tal de imitar a los sectores privilegiados que exhiben sus mansiones, autos, viajes de placer y cuerpos estilizados y operados. El drama no lo tienen estos últimos porque ellos “SON”, lo tienen los que tratan de “PARECER” a cualquier costo, pero ambos, como nunca antes, exhiben orgullosos su consumismo obsceno.

No podremos eliminar nunca la estupidez y mediocridad humana, pero debemos dar batalla a este flagelo y los medios de comunicación deben asumir su responsabilidad en esto y, al menos los públicos, no pueden seguir difundiendo que con tal marca de ropa, zapatos, zapatillas o cerveza ya se puede “PERTENECER”.

Nuestros dirigentes y militantes tienen que terminar con sus procederes de secta, voy a decir algo que me va a atraer el rechazo de muchos, el fanatismo de algunas compañeras nos dividió entre “abortistas” y “antiabortistas”, llegando a faltar el respeto a la memoria de la compañera Eva Perón con imágenes de ella con un pañuelo verde cuando todos sabemos su opinión en estos temas, nadie, en su sano juicio; puede estar “a favor del aborto”, nadie puede estar a favor de la eliminación de una vida, otra cosa es querer mantener las sanciones penales a las mujeres que se ven obligadas a practicarlo y encima del dolor y angustia que les genera el hecho, corrían el riesgo de ir presas.

Es imprescindible mantener las políticas de educación sexual y de uso de métodos anticonceptivos, además de hacerlos accesibles a todas y todos, debe financiarse y aplicarse en todo el territorio políticas y planes de asistencia a la familia para que tengan atención médica y alimentaria, para que ninguna mujer deba atravesar el tener que abortar por no poder mantener a la criatura o riesgos de salud evitables. Si aún así una mujer decide abortar de ninguna manera puede ser criminalizada, ahora bien, muchas compañeras afirmaban que su apoyo a la ley era para ayudar a las mujeres más pobres que se veían obligadas a prácticas que generaban riesgos terribles para su salud, sin embargo cuando se les decía que en los barrios más pobres y en las provincias era muy alto el número de mujeres que rechazaban la ley nos decían “Es por ignorancia, no se dan cuenta” ¡cuanta soberbia de nuestra clase media “intelectual”!

No menos grave fue la manera en que se agravió e insultó a la iglesia católica en un país donde el cristianismo es muy amplio, especialmente en los sectores populares, ni que hablar si alguien decía “yo tengo algunas dudas” inmediatamente se transformaba en un machista, patriarcal y semifascista, es grave que en un país se cancele a alguien por decir “yo pienso…”, quiero aclarar que siempre consideré imprescindible la despenalización del aborto y que la mujer que debe llegar a él lo haga en las mejores condiciones sanitarias, pero jamás descalificaría o agraviaría a quién, desde otros valores o creencias, no está de acuerdo conmigo.

Toda iniciativa que fracture la unidad del pueblo argentino en aras de una demanda de sector debe ser revisada, no hay avance alguno en los derechos de las minorías sino contempla los derechos de las mayorías o los contradice.

Es increíble que haya que hacer tantas aclaraciones simplemente cuando uno va a decir o escribir algo que no encuadre en las prescripciones ideológicas de los comisarios políticos de las vanguardias dirigentes o contradice los cánones de la corrección política imperantes.

Esas conductas también contribuyen y han contribuído a la fragmentación y división de nuestra comunidad, incluso entre grupos de amigos y hasta familias, por eso las señalo y creo que debemos reflexionar sobre ello si queremos ir hacia otra forma de convivencia, una que en otros tiempos hemos conocido, quizás en algún momento histórico (1955) no fué así, pero eran momentos puntuales, circunstancias y no algo generalizado como estamos viviendo. Sólo los violentos, los autoritarios, los intolerantes quedan fuera de la convocatoria a la Unidad Nacional, no porque nosotros los excluyamos, seguramente preferirán otra cosa, no debemos permitir que tengan éxito.

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